“Escribe para ser entendido, habla para
escuchar”
Lawrence Clark Powell
Que en la COMUNICACIÓN intervienen varios elementos es por todos/as sabido, desde la teoría...
Cuando tratamos de comunicarnos, desde la práctica, es cuando nos damos cuenta que la "interrelación armónica" de estos mismos elementos, no siempre es tan sencilla. Emisor y receptor no siempre se comunican...el canal a veces no es el idóneo, el código no siempre es compartido.
Para ejemplos, esta peculiar historia de autor desconocido, muy válida para reflexionar en cómo compartir una "comunidad de significados" condiciona la comunicación.
"Evidentemente", a pesar de todas las ganas
de la familia por arrendar el sitio, decidieron cambiar de idea para el próximo
verano. Lo que ellos desconocían era que el pastor se refería a la capilla
White Chapel, ubicada a 12 Km. de la casa de campo. Y el pastor, desconocía la
abreviación W.C.
Y es que para que la comunicación sea posible, el emisor y el receptor deben utilizar el mismo código. Aún suponiendo que los otros elementos del
circuito comunicativo funcionen adecuadamente, la comunicación podrá tener poco éxito
si el emisor y el receptor no comparten el mismo código. Compartir significados, que no necesariamente enfoques, resulta ser fundamental en todo proceso de comunicación y aprendizaje.
Un post corto, pero con una historia que ayuda a repensar nuestros procesos comunicacionales en el aula, donde lo que explicamos, informamos, y compartimos con el alumnado debería pasar siempre por el "filtro" de lo compartido, lo entendido, lo comprendido y lo sentido... Si no vamos obteniendo "feedback paulatino" a lo largo de las sesiones formativas, asegurándonos que el mensaje "está llegando", nos arriesgamos que nos suceda como esa familia inglesa y como al pastor...
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